Mira, mira mi agujero

Lo que más me gusta en este mundo es reírme de la gente, de todo, de todos, sin remordimiento, con malicia pero sin odio, de corazón. Así que creo que la gente me tiene miedo. No hablan conmigo o cuidan sus palabras. Tampoco se enamoran de mí. O peor, se enamoran de mí. No me piden que sea su Amigo. Ni siquiera deben de hablar a mis espaldas. Sé lo que esperan de mí. A lo mejor sí que hablan a mis espaldas, comparten sus miedos, se consuelan. Yo ahora no me puedo consolar demasiado porque soy lo suficiente orgullosa para no hablar de Cristal. No quiero dármelas de Lucía pero he imaginado tantas vidas juntos..

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Son las cuatro de la mañana y todavía no tengo intención de ir a la cama, pero quiero despertarme temprano. Después de haber dormido, se entiende.
Me estoy mudando a la habitación de arriba aunque en menos de un mes me iré abajo, pero hoy mi madre me quiere. He tomado demasiados croissants untados con paté de foie-grass, delicios pero no lo suficiente para merecer la pena. Llevo dos días sin salir de casa, pero no me aburro y me falta tabaco. Creo que debería haber dicho pero me falta tabaco y me aburro. El tabaco tiene fácil arreglo pero lo del aburrimiento es más complicado, y ahora hablo más de un aburrimiento perro que luna. Esta habitación cada vez se va haciendo más estrecha, será porque la niña no para de aburrirse. No.. la verdad es porque faltan muebles por lo de la mudanza, pero es gracioso pensar negativamente. Lo que sí es verdad es que me pica el cuerpo un horror sin haber ido a París a por pulgas.

El día de la Virgen lloré en misa pero el cura no me vio. Mi padre tampoco me vio. Supongo que Dios tampoco vio nada. Estoy leyendo Crimen y castigo así que no sé qué será de mí. Ahora beberé un buen vaso de agua como si no hubiera un mañana.

Milicia